Los consumidores pueden experimentar problemas respiratorios, daños graves al corazón, hígado y riñones, comportamiento agresivo y paranoia y son más propensos de padecer enfermedades infecciosas.
El consumo día a día causa falta de sueño y pérdida del apetito, dando lugar en algunos casos a la desnutrición.
Entre otros efectos, estos son los más comunes.
- Daños permanentes en los vasos sanguíneos.
- Daño renal.
- Daño pulmonar.
- Daño hepático.
- Fallo respiratorio.
- Desnutrición, pérdida de peso.
- Deterioro dental.
- Alucinaciones
- Problemas sexuales.
- Desorientación y apatía.
- Delirio y psicosis.
- Depresión severa.
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