- Taquicardia.
- Hipertensión.
- Vasoconstricción.
- Insomnio.
- Náuseas.
- Bruxismo.
- Hipertermia, escalofríos y sudoración.
- Cefalea.
- Cólicos nefríticos.
- Mareos.
- Disnea.
- Agitación.
- Paranoia.
- Confusión.
- Delirios.
- Ansiedad.
- Conductas violentas que pueden ir acompañadas de acciones o pensamientos suicidas.
Esto todo se debe a que el MDPV actúa como un estimulante, con efectos muy similares a los de la cocaína, el metilfenidato y las anfetaminas.
Los síntomas del ámbito psiquiátrico pueden persistir pero los síntomas físicos pueden progresar a insuficiencia renal, convulsiones, acidosis metabólica, insuficiencia respiratoria o insuficiencia hepática.
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