"Mamá no te preocupes, sólo es marihuana. No es malo para la salud y no engancha. Todos mis amigos fuman". Esto es lo que la mayor parte de los adolescentes que consumen marihuana les dicen a sus padres. Su precio, la facilidad a la hora de conseguirla, una imagen poco allegada a la realidad y la permisividad social hacen del cannabis una droga de consumo sencillo. Se está convirtiendo en algo casi inocuo, como había ocurrido en generaciones pasadas con la nicotina y lo peor es que si nos trae consecuencias, sus efectos son devastadores para la salud. El consumo de cannabis puede provocarnos los siguientes efectos entre otros:
- TRASTORNOS EN EL CONOCIMIENTO: el consumo en personas menores de edad, que tienen un sistema nervioso todavía desarrollándose, tiene graves consecuencias sobre todo en la cognición, que es nuestra capacidad de poder reconocer a través de los órganos de la percepción. Por supuesto les afecta académicamente, ya que repercute en la memoria, la atención y el rendimiento.
- ADICCIÓN: un 12% de los consumidores de cannabis se hacen dependientes, siendo los más vulnerables los más jóvenes.
- SÍNDROME AMOTIVACIONAL: es el típico "paso de todo". Se caracteriza por apatía, falta de ganas y poco interés en relacionarse.
- MAYOR RIESGO AL VOLANTE: como al igual que cualquier otra sustancia el cannabis afecta a la hora de ponerse a los mandos de un vehículo, ya que altera la percepción del medio, provoca somnolencia, aumenta el tiempo de reacción, etc.
- CAMBIOS DE CARÁCTER: los más afectados son aquellos que empezaron a consumir de adolescentes.
- PSICOSIS: el cannabis duplica en personas vulnerables el riesgo de padecer este tipo de trastornos, de hecho entre el 55 y 67% de los pacientes que ingresan por primera vez en un hospital con un cuadro psicótico son consumidores de esta sustancia.
- ESQUIZOFRENIA: los efectos dependen de la dosis, pero fumar habitualmente ya es un factor de riesgo aunque sea en pequeñas cantidades.
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